martes, 11 de octubre de 2011

Visita al Bioparc

Hace un par de semanas estuve de visita en el Bioparc (http://www.bioparcvalencia.es/), la verdad es que ya lleva varios años abierto y aún no había tenido ocasión de ir. Aprovechando que durante el mes de septiembre la entrada de adulto tenía precio infantil me decidí a ir, bueno yo y media ciudad...
Llegamos justo cuando abrían y aún así había una cola bastante larga llena de papás y mamás con sus hijos, seguro que mentalizándose para el día que les esperaba... de esto me di cuenta más tarde, cuando prácticamente todos los padres iban llamándoles la atención a sus hijos (no toques eso, no te subas por ahí, no corras, ten cuidado que te vas a perder...) y ellos corrían de un lado para otro, al fin y al cabo están en un zoo y como dice el refrán "allá donde fueres haz lo que vieres".
Nada más entrar te hacen una foto-recuerdo de la visita, que luego si te apetece la compras a la salida. No nos la hicimos ya que llevábamos nuestra cámara de fotos que las hace gratuitamente, por suerte.
Una vez entras en el parque te das cuenta de que es enorme, a mí me encantó, es amplio, lleno de vegetación, tiene zonas con sombra, espacios para tomar aperitivos, un restaurante, un snack-bar y una hamburguesería. Y lo más importante del parque: los animales, los cuales están divididos en 4 hábitats:


- Sabana africana: leones, jirafas, elefantes, hienas, rinocerontes, cebras...
- África ecuatorial: monos, antílopes, leopardos, gorilas...
- Madagascar: lémures (muchas variedades)
- Humedales: hipopótamos, cocodrilos


Pasamos allí el día entero, vimos todos los animales, incluso varias veces, los tienen muy bien cuidados y las instalaciones son muy grandes, los animales tienen mucho espacio para moverse libremente, todo está muy limpio y la gente se comporta bastante bien respetando las normas.


Vimos el espectáculo de aves que se llama "El ciclo de la vida", después de hacer una media hora de cola a pleno sol, el espectáculo me supo a poco, aunque está bien ambientado, ya que hay una narradora que va explicando las distintas aves que van apareciendo y como se relacionan con el medio en un día cualquiera de sus vidas. 


La hora de la comida fue un poco caos, el pensar que sobre la 13:30 seguramente habría menos colas fue un error, a la próxima comeremos sobre las 14:30 que está más despejado todo. Nos tomamos unas hamburguesas, bastante buenas por cierto, estuvimos en una zona con mesas, estilo merenderos de madera, y aunque al entrar te registran todas las mochilas y bolsos para que no entres comida al parque, allí había gente que traía tuppers con macarrones, otros de tortilla, pan, incluso cuchillos de casa y se ponían a hacer bocadillos para toda su prole. He de decir que esto me parece bastante mal, o dejan hacer esto a todos o a ninguno.


Los animales que más me gustaron fueron las jirafas, los gorilas, los hipopótamos y los lémures. También me llamó la atención el rinoceronte "loco", se trata de un rinoceronte que está aislado del resto y se pasa el día dando vueltas constantemente, esto ocurre porque el pobre se pasó casi 30 años en un zoo en una jaula de reducidas dimensiones y es el comportamiento que aprendió. Los leones, a pesar de ser preciosos, están todo el rato tumbados y durmiendo, aunque es normal, los animales llevan sus ritmos y no puede coincidir que siempre estén activos justo en el momento en que estamos delante mirándoles...


Me pensaré si me compro el bono anual, ya que así podría ir en cualquier momento del año tantas veces como quiera, está bien escapar un poco de la ciudad y pasarte un buen rato observando como viven algunos animales.


Seguro que volveré pronto. 
Dejo algunas fotos de la visita.


tortugas 

un... rino-cerdo??

hiena

una jirafa en la ciudad

el rey de la selva descansando

leona

el árbol de la vida

jirafa simpática

flamencos

chimpancé

gorila

cocodrilo


miércoles, 21 de septiembre de 2011

Empujando a septiembre

Ya casi pasó lo peor... SEPTIEMBRE, para mí siempre ha sido un mes triste. Cuando era pequeña significaba el fin de estar en el chalet con mis amigos y volver a la ciudad a esperar 15 días para empezar el colegio, donde tenía amigos pero estaban a años luz de los otros, mis "verdaderos amigos" eran los de verano y sólo los veía en esa época. Cuando fui un poco más mayor, septiembre no me parecía tan mal, porque sabía que durante el invierno iba a seguir viendo a mis amigos. Luego crecimos y todos tomamos caminos distintos, como suele ocurrir en estos casos. Y ahora septiembre tiene otro significado: vuelta al trabajo y a las rutinas de cada día, y sigue siendo un mes triste a su modo.
Cuesta volver a coger el ritmo de todo, trabajar, organizar la semana, la casa, pero por suerte nos acostumbramos a todo y bastante rápido, así que toca darle un empujoncito a septiembre para que salte del calendario y darle la bienvenida al siguiente.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Una semana en Sardegna (VII)

DÍA 7
CAGLIARI-VALENCIA

El último día en la isla nos despertamos un poco más tarde de lo habitual, ya que no íbamos con tantas prisas. Tomamos un buen desayuno preparado por el chico que nos atendió el dia anterior, el desayuno del b&b era en el piso de abajo, en otra casa, esto era un poco raro, pero todo lo que nos habíamos encontrado en Cagliari por ahora era raro.
Bajamos las maletas al coche y nos fuimos andando hasta el centro, que estaba bastante cerca del b&b, el casco antiguo de Cagliari se encuentra en alto, así que íbamos subiendo por calles, todos los comercios estaban cerrados, casi no había gente por las calles, y luego caímos en que era 15 de agosto, una fiesta muy señalada para los italianos, que celebran el FERRAGOSTO, es tan importante allí como la Navidad y la gente va a pasar ese día de fiesta fuera de la ciudad, por lo que estaba casi toda la ciudad vacía, y una ciudad casi completamente vacía y si encima no tiene mucho encanto... He de decir que le dimos otra oportunidad a la ciudad, ya que más del 75% de sus edificios fueron destruidos en la II G.M. y luego fueron reconstruidos, pero aún así y viéndolo desde ese punto de vista no nos gustó mucho Cagliari.
La ciudad está dividida en varios barrios: Castello, Marina, Stampace y Viillanova. El b&b estaba situado en el barrio de Marina, muy cerca del puerto y desde allí empezamos la ruta hacia el centro, fuimos subiendo hacia la zona de Castello, no pudimos visitar el Duomo porque estaba cerrado, pero debe ser muy bonito ya que vimos las fotos en las guías, queríamos haber subido al mirador del elefante en la Torre del Elefante, que es un mirador desde el cual ves toda la ciudad, pero obviamente, estaba cerrado. Nos tomamos un refresco en una terraza y seguimos paseando por sus calles, poco a poco le fuimos encontrando un poco de encanto a la ciudad y fuimos haciendo mejores fotos de la zona. Lo más bonito para mí fue la Citadella dei Musei (Ciudadela de los museos) la entrada al recinto es libre, aunque para visitar los museos habría que sacar su correspondiente entrada. Es un moderno complejo creado sobre los restos de un antiguo asentamiento púnico-romano que comprende los museos arqueológico, de arte siamés, la pinacoteca nacional, sala de exposiciones... lógicamente todos cerrados, pero la zona es bonita y recientemente reformada.
Cittadella dei musei (Cagliari)

Torre del elefante

Detalle del elefante en la Torre

Cagliari desde el casco viejo

vista aérea de Cagliari

Cittadella dei musei
Seguimos paseando por la ciudad, visitamos los alrededores del anfiteatro romano y se hizo la hora de comer, así que empezaba la misión imposible de encontrar algún restaurante abierto, callejeando encontramos la única calle donde habían bares y restaurantes por la zona más turística cerca del puerto. Aprovechando que era un día festivo la mayoría de restaurantes habían hecho un menú cerrado por 35€ lo cual no nos gustó mucho porque no podías elegir los platos y no me gustaba el aspecto de algunos, así que tuvimos suerte y encontramos una focacceria donde por 3€ nos comimos una focaccia buenísima y un refresco, lo mejor que habíamos probado allí...
Pasamos la tarde callejeando por el puerto, por la zona de la Marina, compramos un queso sardo y una botella de mirto. Llegó un momento en que no sabíamos qué hacer hasta la hora en que debíamos devolver el coche de alquiler, así que a media tarde decidimos ir a la zona de la playa de la ciudad, la playa de Poetto, por si había un paseo marítimo o una zona de bares, pero nada de esto, había un parking, una playa normalita y un chiringuito donde pusieron media discografía de Bob Marley, para hacer tiempo nos tomamos allí un refresco, pero se nos acababan las ideas...
Teníamos que devolver el coche a las 22:30 y nuestro vuelo salía a las 06:35 de la mañana, así que esa noche no reservamos alojamiento, nos esperaba una divertida y confortable noche en el aeropuerto de Cagliari... Nos compramos cena para llevar (pizza) y nos dirigimos al aeropuerto, llevamos el coche al parking y la chica nos comentó que podíamos devolverle las llaves justo antes de coger el avión, así que por lo menos pudimos dormir unas horas en el coche.
A las 04:30 de la mañana dejamos las llaves en Europcar y nos acercamos al aeropuerto, el vuelo salió puntual y una hora y media llegamos a Valencia, poniendo así punto y final a nuestro viaje.

Espero que a alguien le sirva mi experiencia, sé que es muy extensa, pero aparte de dar mucha información, me sirve personalmente para acordarme de todo.

Como conclusión puedo decir que un viaje a Cerdeña es muy recomendable, aunque aconsejo que si sólo se dispone de 7-10 días es mejor recorrer sólo la parte norte. También depende del tipo de viaje que se quiera hacer. Yo estuve en agosto, pero finales de junio y primera quincena de julio es la mejor época para visitar las playas. El pueblo de Alghero es visita imprescindible, así como las playas de la zona de Stintino, Costa Smeralda y el archipiélago de la Maddalena. Recomiendo también escoger varios alojamientos según el recorrido que se vaya hacer, ya que aunque parece que los sitios no están muy lejos, las distancias son largas. Otra cosa importante es el tema de alquilar un coche, imprescindible, mejor tener GPS. La comida es estupenda, aunque comer todos los días de restaurante sale más caro que en España, ya que no hay muchos sitios con menus económicos, la mayoría no bajan de los 20€, que no deja de ser un precio medio para gastárselo a diario. Y creo que nada más puedo decir, a mí me ha encantado, aunque está muy masificado en pleno agosto, como era de esperar.
Si alguien necesitara algo más de información estaré encantada de poder ayudar.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Una semana en Sardegna (VI)

DÍA 6
OLBIA-PORTO CERVO-ORGOSOLO-CAGLIARI

Nos dio mucha pena levantarnos, porque sabíamos que dejábamos atrás la parte más bonita de la isla, todo lo que pudiéramos ver ya sería distinto. Desayunamos bastante porque nos esperaba un largo día de coche. Nos despedimos de Belinda, le dimos las gracias por todo y pusimos nuestro alfiler en Valencia en el mapa que tenía Belinda de Europa en el cual anotaba las nacionalidades de sus huéspedes.
No podíamos empezar el viaje de vuelta al sur, sin antes pasar por Porto Cervo, situado en plena Costa Smeralda y residencia de verano de multimillonarios, futbolistas y de la jet set.
Porto Cervo se encuentra en Arzachena (Olbia) y es un centro turístico y puerto deportivo construído en la década de los años 60, gracias al interés del Príncipe Karim Aga Khan IV, el cual, muy atraído por esta costa, la compró y la transformó en uno de los destinos más deseados y famosos del turismo internacional.
Sobre las 11:30 llegamos al pueblo del lujo, sólo queríamos dar una vuelta por la zona comercial y el puerto, ya que intentar tomar un refresco o comer algo se escapaba de nuestros bolsillos (ejemplo: una botella pequeña de agua 4 euros). Nada más llegar, el mismo tema de siempre, aparcar, urbanizaciones privadas, zonas restringidas, encontramos una calle al lado de una urbanización con un sitio libre, por algo sería...
Acabamos con la rueda trasera encallada porque calculamos mal el espacio y zas, la metimos en una zanja que estaba oculta tras unos matorrales. Nada más llegar a la zona más lujosa, acabábamos de liar una buena con el coche y no podíamos sacarlo de allí. No perdimos los nervios y menos mal que nos ayudaron una pareja de chicos que trabajaban en la zona del parking de la urbanización, se portaron genial, super amables, incluso uno de ellos fue al puerto a por una cuerda gruesa para poder remolcar el coche, un caos en un momento pero con final feliz. Decidimos ser mejores personas desde ese momento...
Habíamos perdido más de una hora, pero ya que estábamos allí fuimos a dar un paseo por la zona. Justo cuando llegamos a la Piazzetta nos dimos cuenta de que nos habíamos olvidado la cámara en el asiento trasero del coche... en España hubiéramos vuelto a por ella por si nos la robaban, pero en Porto Cervo... estábamos tranquilos.
La Piazzetta es la zona comercial de Porto Cervo, es como un pequeño centro comercial al aire libre, peatonal, con sus callecitas, sus placitas llenas de tiendas exclusivas y de grandes firmas. Por la mañana está bastante tranquila la zona, ya que la gente está descansando en sus villas, navegando en sus yates, etc. Por la tarde noche la Piazzetta está más animada. Así que recorrimos la zona y prácticamente éramos todos curiosos turístas que queríamos conocer como viven y donde compran los multimillonarios. Me llamó la atención una tienda de motos Vespa, tenía una original colección de vespas en la terraza, a rayitas de colores, con flores... La Piazzetta comunica con el puerto deportivo, donde habían muchísimos yates enormes y lujosos, algunos incluso tenían seguridad privada mientras sus ocupantes estaban dentro charlando y tomando champán.
No recomiendo Porto Cervo como visita imprescindible de la isla, simplemente tenía curiosidad por saber cómo veranea la gente rica y la verdad es que se lo montan muy bien.
Se acabó la visita, aparte tampoco tiene mucho que ver ni comentar, así que iniciamos el viaje hacia Cagliari, pero antes debíamos hacer una parada para comer. Habíamos visto en la guía un pueblo en el interior que nos pareció muy interesante, Orgosolo, un pequeño y original pueblecito situado en la provincia de Nuoro, que se caracteriza por los murales y grafitis que hay en una gran parte de las fachadas de las casas. Las pintadas son la mayoría de temática política y de lucha de derechos ciudadanos, las primeras surgieron a finales de la década de los 60 y son todo un referente del pueblo. Recomiendo hacer una parada en Orgosolo, nosotros comimos en el restaurante Il Portico, una pizzería bastante buena que tiene un mural del Papa Juan XXIII en su fachada.
Orgosolo

Pintadas en las casas de Orgosolo

Pintada del Che en Orgosolo

Pintada de Obama y Berlusconi en Orgosolo

Restaurante Il Portico en Orgosolo
El pueblo de Orgosolo está colgado en la ladera de una montaña, y no tendría mucho interés de no ser por los murales, pero éstos lo hacen singular y le dan su encanto.
Después de disfrutar de un magnífico plato de pasta y de un riquísmo tiramisú, era el momento de seguir hacia Cagliari, la capital de la isla.
La carretera hasta Cagliari, está en muy buen estado y llegamos a media tarde. Encontramos aparcamiento bastante cerca del b&b. Nos sorprendió porque se trataba de un edificio bastante antiguo con un enorme portón de madera, no había ascensor, era el ático y estaba en el 5º piso de una escalera muy amplia, así que... cogimos lo justo de equipaje, ya que sólo íbamos a pasar una noche, porque no valía la pena subir todos cargados con las maletas.
El chico que nos recibió era un tanto peculiar, no estaba el dueño y el chico no hablaba muy bien italiano, pero más o menos nos entendimos con él. La habitación me gustó bastante, no me gustó tanto la zona donde estábamos. Nada más llegar ves las grandes diferencias que tiene el norte con el sur de la isla. Cagliari es una ciudad gris, no tiene ningún encanto a simple vista, sus edificios son viejos, no muy bien conservados, debe ser la ciudad que más inmigrantes acoge de toda la isla, no vimos muchos turístas a pesar de ser domingo, ni las calles muy animadas, así que nos dimos una ducha y pensamos en tomarnos una pizza al taglio, pero no encontramos pizzerías abiertas, por lo que decidimos cenar de Mc Donald's que estaba abierto... he de decir que no me gustó ni la hamburguesa... No nos apetecía salir por la noche por esa zona, así que nos subimos la cena al b&b y vimos el partido de futbol por internet en el móvil (el partido de ida de la final de la Supercopa, R.Madrid-Barcelona), ya veríamos la ciudad al día siguiente que teníamos todo el día entero, pensábamos que sería suficiente y así fue...
habitacion del b&b (Beni benius, Cagliari)

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Una semana en Sardegna (V)

DÍA 5
OLBIA-PALAU-ESTRECHO DE BONIFACIO-ISLAS LAVEZZI-ISLA CAVALLO-OLBIA

El quinto día en la isla nos despertamos más temprano de lo habitual, nos esperaba un largo día y teníamos mucha ilusión de ver cómo serían las playas más famosas y exclusivas de toda Cerdeña.
Desayunamos bastante para coger fuerzas y salimos rumbo a Palau. Palau se encuentra a 40 km al norte de Olbia y es una de las ciudades que bordean Costa Esmeralda, es también un lugar importante de destino de barcos y veleros procedentes de Córcega y del archipiélago de La Maddalena. Allí es donde teníamos que coger el barco para hacer el crucero. Habíamos quedado a las 9, llegamos un poco antes por si nos perdíamos y para aparcar en un buen sitio y sobre todo gratis.
Nada más llegar al puerto de Palau vimos un centenar de veleros y barcos amarrados, cada uno correspondía a una agencia encargada de realizar cruceros diarios al archipiélago de La Maddalena y a otras islas.
Nos dimos cuenta que tampoco era imprescindible haber reservado, ya que conforme íbamos andando nos ofrecían un billete para un crucero. No nos costó mucho encontrar nuestra agencia, se llama S.Y. Mephisto y la regentaban Gianni y Maria, un padre y su hija, que aunque no eran muy dicharacheros nos hicieron pasar un buen día.
Nos dijeron que salíamos a las 9:30, nos pusimos una buena cantidad de protector solar y nos hicieron quitarnos los zapatos para entrar al velero. Éramos 10 personas, todos italianos menos nosotros, una familia de Génova y una pareja de Nápoles, así que la conversación entre nosotros no era muy fluída, aunque parecían muy simpáticos y nos sonreían constantemente.
El viaje de ida se me hizo bastante largo, aunque hubo momentos muy divertidos cuando el oleaje nos mojaba de agua bastante fría, estuvimos todo el viaje de ida en la cubierta, la verdad es que era bastante cómoda porque podías estar tumbada ya que estaba acolchada.
Veíamos alejarse el puerto de Palau, luego aparecían pequeños islotes, llamaban la atención las formas de las rocas, erosionadas por el viento de manera peculiar, redondeadas y con diferentes tamaños.
También veíamos pasar otros barcos, barcos más grandes, yates... Tengo que decir que aparte de hacer este viaje en velero, hay una opción más económica que consiste en coger un ferry de varios pisos en Palau en el que puedes transportar tu propio coche y te lleva a la isla de La Maddalena. La desventaja es que aparte de que viajas con mucha más gente no disfrutas de un viaje más largo ni de hacer paradas en islas menos masificadas.
Por fin, después de unas 3 horas de viaje, cosa que me extrañó porque la Maddalena no está tan lejos, parecía que íbamos a hacer una parada en una isla. No nos informaron de donde estábamos, o no me enteré... pero vimos una playa a lo lejos, paramos, echaron el ancla y nos acercaron a la orilla en una lancha, en la que solo cabíamos 6 personas, por lo que tuvo que hacer dos viajes. Nada más bajar de la lancha y pisar la arena te das cuenta de que no estás en una playa cualquiera, lo primero que llama la atención es que hay muy poca gente, todo está muy tranquilo, el lugar era increíble, estábamos rodeados de rocas enormes erosionadas con formas muy redondeadas, el agua era cristalina y adquiría unos tonos turquesas en el horizonte que nunca había visto, la arena no era fina, pero era agradable, habían muchos trocitos de conchas que recogía con disimulo, ya que no sabía si estaba permitido. Por la parte de atrás de la arena había vegetación y un cartel que decía: "Bouches de Bonifacio. Reserves naturelles de Corse. Iles Lavezzi" pues ahí estábamos, en una isla de Córcega, en aguas francesas, no sabía donde exactamente, pero un poco lejos de La Maddalena, como habíamos cogido un trayecto especial más largo, pues pensé que iríamos a La Maddalena a la vuelta...
Nos dejaron una hora de tiempo libre para estar en esta playa
Cartel situado en Islas Lavezzi

Islas Lavezzi

Islas Lavezzi
 Me dio tiempo a todo, a dar un paseo por la orilla, a hacer fotos y sobre todo a bañarme, era el objetivo número uno, bucear y bañarme, ya que tomar el sol no me da muy buenos resultados.
Trascurrida una hora el capitán nos reunió a todos para volver al velero. Una vez allí habían montado una mesa para 10 en la zona del timón, parece increíble como de un barco tan pequeño guardan y montan cosas en un momento en sitios en los que parece imposible, habían puesto una cubierta de tela para que no nos molestara el sol. Empezaron a sacarnos antipasti que nos sorprendieron gratamente: tosta de pomodoro especiado, tosta de queso cremoso sardo, y carpaccio de atún, nos sirvieron agua y vino, desde donde estaba sentada veía la cocina del barco y como nos cocinaban la spaghettata, la verdad es que estaba buenísima, nos pusieron un plato abundante de pasta con gambas, cigalas y una salsa marinera riquísima, luego nos sirvieron café y licores. Pasamos un buen rato durante la comida, entre el vino y los licores nos integramos un poco más en el grupo.
Después de la comida seguimos avanzando en la travesía, y llegamos a otra isla que tampoco sabíamos cómo se llamaba, luego descubrí que se trataba de Isla Cavallo... las imágenes hablan por sí solas
Playa de isola Cavallo

Isola Cavallo

Isola Cavallo (al fondo nuestro velero)

Playa de Isola Cavallo

Playa cristalina de Isola Cavallo


 Estuvimos en esta playa una hora, pero creo que me hubiera quedado a vivir allí. Habían varias casas, no puedo ni imaginar quien vivirá en ellas. La isla Cavallo es sin duda, esa playa de una isla desierta que todos tenemos en la imaginación y a la que siempre tenemos que elegir un único objeto para llevarnos, es simplemente el paraiso.
Aguas cristalinas, azules turquesas... había veces que probaba el agua porque no me creía que fuera salada.
Pero todo lo bueno se acaba, después de un gran baño, cientos de fotos y un tiempo de inspeccionar los alrededores, volvía a por nosotros el capitán, por un momento pensé en esconderme y no volver...
La travesía de vuelta fue mucho más tranquila y relajada que la ida, nos tumbamos en la cubierta, incluso me hubiera quedado dormida, fui diciendo adios a todas las islas e islotes, ya que no creo que vuelva a verlas.
Llegamos a Palau y nos despedimos de nuestros compañeros de travesía. Ahora tocaba volver a Olbia, al b&b a asimilar tanta belleza playera. No nos apetecía ir a cennar al centro de Olbia de nuevo, ya que no tiene mucho interés y ya habíamos estado 2 noches, así que como cerca del b&b había un par de pizzerías, nos dimos una ducha y nos acercamos andando a por un par de pizzas y unas cervezas. Nos tomamos las pizzas en el jardín y queríamos quedarnos un rato charlando, pero se nos cerraban los ojos de sueño, así que nos fuimos a descansar. Mañana tocaba dejar Costa Smeralda, iniciábamos la vuelta hacia el sur, nuestra aventura iba terminando...

martes, 30 de agosto de 2011

Una semana en Sardegna (IV)

DÍA 4
OLBIA-CAPO CODA CAVALLO-SAN TEODORO-OLBIA

Amanece el cuarto día de viaje y nos sorprende un super desayuno preparado por Belinda, dueña del b&b, al que no falta detalle, aprovechando que ella se encuentra por el jardín le preguntamos qué playas nos recomienda, sin dudarlo nos dice que las playas más espectaculares se encuentran en el archipiélago de La Maddalena, que comprende 7 islas principales: La Maddalena, Caprera, Spargi, Budelli, Razzoli, Santa Maria y San Stefano. La única isla habitada es la Maddalena, allí hay restaurantes, alojamientos, etc. Todo esto ya lo sabíamos, playas paradisíacas a las que sólo puedes acceder o bien con tu propio barco o bien en una embarcación que hace un crucero turístico por las islas. Desde luego, era indispensable hacer una visita al archipiélago, después de que Belinda nos enseñara un montón de catálogos y fotos de playas absolutamente increíbles, sólo comparables a las playas del Caribe que habíamos visto en fotos... así que le preguntamos cómo llegar hasta allí, cuando debíamos reservar el barco, etc.
La amabilidad de Belinda llegó al punto de explicarnos todo el proceso y llamar a una compañía que hacía este tipo de cruceros para informarse de tarifas, horarios, reservas, etc. Nos comunicó que para el día siguiente quedaban 2 plazas libres en un velero que hacía un recorrido especial por el archipiélago de la Maddalena, era un recorrido especial con un trayecto más largo que sólo se hacía muy pocas veces al año, el precio, 100€ por persona, comida incluída, salida a las 9 de la mañana, y vuelta a las 7 de la tarde. Tras unos segundos pensando le dijimos que sí, que nos reservara dos plazas, sería casi delito perder la oportunidad de dejar de ver esas playas que parecían de película en las fotos.
Cabe decir que el velero costaba 100€ por ser el mes de agosto, unas semanas antes exactamente lo mismo te puede salir por 60-70€.
En fin, todo esto era para el día siguiente, nos dio tranquilidad el saber que ya lo teníamos todo reservado y no nos teníamos que preocupar de nada, sólo de estar a tiempo antes de que zarpara el velero...

Todavía quedaba planificar ese mismo día, buscábamos una playa que estuviera relativamente cerca de Olbia y si era posible visitar una playa por la mañana y otra por la tarde, el protector solar factor 50 lo llevaba ya infiltrado en la piel, casi tatuado...
Belinda nos recomendó ir hacia el sur, empezó a sacar un montón de fotos de playas: Porto San Paolo, Capo Coda Cavallo, Isola Tavolara, Budoni... al final no sabíamos cual elegir, eran todas preciosas, pero había que decidirse, así que destino: Capo Coda Cavallo
Primero pasamos por un supermercado, compramos la comida, bebida y a la neverita. No nos costó mucho llegar hasta la playa. La playa pertenece al pueblo de San Teodoro, la zona donde está ubicada es bastante exclusiva, rodeada de villas de lujo construídas en piedra oscura, las cuales lógicamente tienen acceso directo a la playa, el resto de mortales tiene que aparcar lo más lejos posible, tras pasar por zonas de aparcamiento reservado, vimos un parking que costaba 9€, aunque seguimos buscando hasta encontrar una zona gratuita a lo alto, para variar... Como siempre, cargados con todos los artilugios comenzamos la ruta desde el parking a la playa. Este acceso era bastante peor, tenías que atravesar toda la zona urbanizada y luego meterte por debajo de una valla levadiza para que no pasaran los coches y seguir un caminito monte a través durante unos 15 minutos. Luego nos dimos cuenta que el parking que costaba 9 € te dejaba mucho más cerca de la playa de lo que pensamos, aunque tampoco nos vino mal un poco de ejercicio a pleno sol.
Las vistas desde arriba son preciosas, aunque eres consciente de todo lo que tienes que caminar para bajar hasta la playa, no importa tanto cuando estás viendo esta maravilla.
Spiaggia Capo Coda Cavallo (desde arriba)


Spiaggia Capo Coda Cavallo con Isola Molara a la derecha e Isola Tavolara al fondo
Capo Coda Cavallo (debe su nombre a su forma de cola de caballo)

La playa de Capo Coda Cavallo es de arena un poco más gruesa, y hay algunos cantos rodados en la orilla, una vez traspasados, la arena es fina y el agua cristalina, sin oleaje, como una piscina rodeada de dos islotes: Isla Molada e Isla Tavolara, nos enteramos que también salen ferrys hasta Isla Tavolara, más económicos que a La Maddalena aunque menos espectaculares. La playa tiene forma de cola de caballo, es un poco más bulliciosa, ya que continuamente están paseando vendedores de fruta, refrescos y sobretodo coco "cocobello". Estaba menos llena que las anteriores y aunque es larga, es bastante estrecha.
Después de comer ensalada y una breve siestecita, nos pusimos en marcha para ir a la segunda playa de la tarde: La Cinta, en San Teodoro, unos km más al sur de Capo Coda Cavallo.
Como llegamos sobre las 5:30 de la tarde encontramos aparcamiento enseguida, aparte que los accesos a esta turística playa son mejores y más amplios. Nada más llegar vimos que se trata de la típica playa de las películas, tiene una extensión de arena finísima y blanca enorme, es bastante amplia y tiene un bar con cabina de dj's que pinchan música house desde por la tarde y suponemos que hasta bien entrada la noche. Las copas no son excesivamente caras, y disponen de happy hour, puedes bailar y estar de fiesta con amigos a cualquier hora. El tipo de gente es bastante joven, la mayoría es gente de la isla que se reúne allí con sus amigos. La Cinta es una de las playas más conocidas, más grandes y más visitadas de la isla. No es espectacular, pero si viene de camino o si se quiere tomar una copa escuchando música es muy recomendable.
Tras visitar dos playas, era el momento de regresar al b&b, darse una buena ducha y arreglarse para la cena. Hoy tocaba cenar en una pizzería recomendada por una de las guías que teníamos... y acertamos!! Elegimos una pizzeria en el casco viejo de Olbia, se llama Trocadero y está en la Via San Paolo, 12, en una pequeña plazoleta muy acogedora, por unos 20€/persona disfrutamos de un litro de vino, un entrante de pulpo con un pan típico sardo que parecen unos crepes crujientes y un par de pizzas excelentes.
Tras la cena dimos un pequeño paseo y volvimos al jardín del b&b a tomar un poco de limoncello, al día siguiente nos esperaba el plato fuerte del viaje, la visita al archipiélago de La Maddalena, o eso creíamos...

Una semana en Sardegna (III)

DÍA 3
ALGHERO-LU BAGNU-CASTELSARDO-OLBIA

Nos levantamos el tercer día con mucha pena por abandonar el precioso pueblo costero de Alghero pero había que continuar el viaje, así que cogimos todas nuestras cosas e iniciamos la marcha.
De Alghero a Olbia hay una distancia de unos 135 km, es cruzar la isla de noroeste a noreste literalmente. Para no hacer el viaje del tirón, decidimos hacer una parada para comer en Castelsardo, un pueblo cuyo casco antiguo está levantado sobre una península rocosa, imagen que es típica con sus casas en distintos tonos pastel, azules, rosas, amarillos, blancos. El pueblo conserva un bellísimo conjunto urbano, calles escalonadas, viejos palacios...
Antes de ir a Castelsardo, hicimos una parada para refrescarnos en una playa de Lu Bagnu, un pueblecito a 2 km de Castelsardo. El pueblo en sí no tiene nada de especial, aparte de ser un sitio de veraneo con una playa discreta, limpia, accesible, ecológica, con facilidad para aparcar, visto así más que suficiente para cumplir nuestras expectativas de ese momento.
A la hora de comer seguimos la carretera 2 km hasta Castelsardo. Un detalle a destacar es que las playas que no son muy turísticas no están señalizadas por su nombre en los carteles, así que más o menos con las indicaciones de la guía y por la descripción conseguíamos llegar a donde queríamos. Una vez en Castelsardo y siguiendo el lungomare Zirulia y bajando por una escalera llegamos a una pequeña cala: Cala La Vignaccia. Una cala muy pequeña, de roca, con unas 10 personas, no muy cómoda para tomar el sol, pero perfecta para tomar un baño, relajarse, comer y hacer un poco de snorkel. El agua estaba fresquita y era necesario calzado especial, pero agradecimos la tranquilidad de la zona.

Castelsardo

Lungomare Zirulia (Castelsardo)

Después de comer y de darnos unos chapuzones, continuamos el viaje hacia Olbia, paramos a repostar y a media tarde y por una carretera en muy buen estado, aunque demasiado recta y muy poco paisaje que admirar llegamos a nuestro destino para pasar las próximas 3 noches.
Localizamos nuestro b&b sin ningún problema gracias al GPS, nos encantó tanto la ubicación, como la decoración del jardín de Belinda, su propietaria, encantadora por cierto. El precio 85€/noche, el b&b es un unifamiliar con dos accesos, por uno se accede a la casa de la propietaria, una holandesa afincada en Cerdeña desde hace 30 años y por otro se accede al b&b que consta de 2 habitaciones con baño incorporado, salón y cocina compartido y un amplio jardín al que no le falta detalle, mesas, cenador, un estanque... incluso tiene luces con detector de movimiento que se encienden cuando llegas de noche, un lugar encantador. Aunque la habitación y el baño no eran nada del otro mundo, bastante normalitas, aunque suficientes, nos sorprendió que nos arreglaban la habitación cada mañana, no contábamos con eso, aparte disfrútabamos de wi-fi gratis. El desayuno espectacular, cada mañana nos tenían preparado nuestra mesa en el jardín con un copioso desayuno, tostadas, galletas, panecillos, mermeladas, varios tipos de cereales, mantequilla, mermelada, zumos... todo muy bien presentado.

Llegamos a la habitación, descansamos, una ducha fresquita y salimos hacia el centro de Olbia, ya que el b&b estaba situado a las afueras en una zona residencial cerca del aeropuerto, a unos pocos minutos en coche del centro, esta vez sí que tocaba cenar en un restaurante por fin...
Para llegar al centro había que cruzar una carretera que bordeaba el puerto. Olbia es el puerto principal de la parte norte de la isla, y no presenta mayor interés turístico que el de ser un punto tanto de partida como de llegada para los que visitan Costa Smeralda, ya que no es tan caro y exclusivo como otras zonas cercanas.
Aparcamos en una zona un poco alejada de las calles principales del casco viejo, y al principio nos pareció una ciudad sin interés, incluso fea, no es que en realidad sea preciosa, pero gana interés conforme avanzas y te vas adentrando hasta llegar a la calle Corso Umberto I, una calle peatonal muy transitada, bastante ancha, llena de comercios, bares, restaurantes y puestos ambulantes de todo tipo de artículos, esta calle al final desemboca en un paseo marítimo muy animado durante la noche, aunque no tan mágico como el de Alghero.
Tras dar unas vueltas, elegimos finalmente un restaurante en la misma calle Corso Umberto I, no recuerdo el nombre pero era bastante grande, de un precio medio, calculamos unos 20€ por persona y nos dieron mesa en el interior, la terraza estaba completa. Pedimos rissoto alla marinara (espectacular) y una pizza 4 estaciones para compartir, todo buenísimo, aunque acabamos tan llenos que había que seguir paseando antes de volver a descansar al b&b.
Al día siguiente tocaba visitar las playas de las que tanto había oído hablar...