martes, 30 de agosto de 2011

Una semana en Sardegna (IV)

DÍA 4
OLBIA-CAPO CODA CAVALLO-SAN TEODORO-OLBIA

Amanece el cuarto día de viaje y nos sorprende un super desayuno preparado por Belinda, dueña del b&b, al que no falta detalle, aprovechando que ella se encuentra por el jardín le preguntamos qué playas nos recomienda, sin dudarlo nos dice que las playas más espectaculares se encuentran en el archipiélago de La Maddalena, que comprende 7 islas principales: La Maddalena, Caprera, Spargi, Budelli, Razzoli, Santa Maria y San Stefano. La única isla habitada es la Maddalena, allí hay restaurantes, alojamientos, etc. Todo esto ya lo sabíamos, playas paradisíacas a las que sólo puedes acceder o bien con tu propio barco o bien en una embarcación que hace un crucero turístico por las islas. Desde luego, era indispensable hacer una visita al archipiélago, después de que Belinda nos enseñara un montón de catálogos y fotos de playas absolutamente increíbles, sólo comparables a las playas del Caribe que habíamos visto en fotos... así que le preguntamos cómo llegar hasta allí, cuando debíamos reservar el barco, etc.
La amabilidad de Belinda llegó al punto de explicarnos todo el proceso y llamar a una compañía que hacía este tipo de cruceros para informarse de tarifas, horarios, reservas, etc. Nos comunicó que para el día siguiente quedaban 2 plazas libres en un velero que hacía un recorrido especial por el archipiélago de la Maddalena, era un recorrido especial con un trayecto más largo que sólo se hacía muy pocas veces al año, el precio, 100€ por persona, comida incluída, salida a las 9 de la mañana, y vuelta a las 7 de la tarde. Tras unos segundos pensando le dijimos que sí, que nos reservara dos plazas, sería casi delito perder la oportunidad de dejar de ver esas playas que parecían de película en las fotos.
Cabe decir que el velero costaba 100€ por ser el mes de agosto, unas semanas antes exactamente lo mismo te puede salir por 60-70€.
En fin, todo esto era para el día siguiente, nos dio tranquilidad el saber que ya lo teníamos todo reservado y no nos teníamos que preocupar de nada, sólo de estar a tiempo antes de que zarpara el velero...

Todavía quedaba planificar ese mismo día, buscábamos una playa que estuviera relativamente cerca de Olbia y si era posible visitar una playa por la mañana y otra por la tarde, el protector solar factor 50 lo llevaba ya infiltrado en la piel, casi tatuado...
Belinda nos recomendó ir hacia el sur, empezó a sacar un montón de fotos de playas: Porto San Paolo, Capo Coda Cavallo, Isola Tavolara, Budoni... al final no sabíamos cual elegir, eran todas preciosas, pero había que decidirse, así que destino: Capo Coda Cavallo
Primero pasamos por un supermercado, compramos la comida, bebida y a la neverita. No nos costó mucho llegar hasta la playa. La playa pertenece al pueblo de San Teodoro, la zona donde está ubicada es bastante exclusiva, rodeada de villas de lujo construídas en piedra oscura, las cuales lógicamente tienen acceso directo a la playa, el resto de mortales tiene que aparcar lo más lejos posible, tras pasar por zonas de aparcamiento reservado, vimos un parking que costaba 9€, aunque seguimos buscando hasta encontrar una zona gratuita a lo alto, para variar... Como siempre, cargados con todos los artilugios comenzamos la ruta desde el parking a la playa. Este acceso era bastante peor, tenías que atravesar toda la zona urbanizada y luego meterte por debajo de una valla levadiza para que no pasaran los coches y seguir un caminito monte a través durante unos 15 minutos. Luego nos dimos cuenta que el parking que costaba 9 € te dejaba mucho más cerca de la playa de lo que pensamos, aunque tampoco nos vino mal un poco de ejercicio a pleno sol.
Las vistas desde arriba son preciosas, aunque eres consciente de todo lo que tienes que caminar para bajar hasta la playa, no importa tanto cuando estás viendo esta maravilla.
Spiaggia Capo Coda Cavallo (desde arriba)


Spiaggia Capo Coda Cavallo con Isola Molara a la derecha e Isola Tavolara al fondo
Capo Coda Cavallo (debe su nombre a su forma de cola de caballo)

La playa de Capo Coda Cavallo es de arena un poco más gruesa, y hay algunos cantos rodados en la orilla, una vez traspasados, la arena es fina y el agua cristalina, sin oleaje, como una piscina rodeada de dos islotes: Isla Molada e Isla Tavolara, nos enteramos que también salen ferrys hasta Isla Tavolara, más económicos que a La Maddalena aunque menos espectaculares. La playa tiene forma de cola de caballo, es un poco más bulliciosa, ya que continuamente están paseando vendedores de fruta, refrescos y sobretodo coco "cocobello". Estaba menos llena que las anteriores y aunque es larga, es bastante estrecha.
Después de comer ensalada y una breve siestecita, nos pusimos en marcha para ir a la segunda playa de la tarde: La Cinta, en San Teodoro, unos km más al sur de Capo Coda Cavallo.
Como llegamos sobre las 5:30 de la tarde encontramos aparcamiento enseguida, aparte que los accesos a esta turística playa son mejores y más amplios. Nada más llegar vimos que se trata de la típica playa de las películas, tiene una extensión de arena finísima y blanca enorme, es bastante amplia y tiene un bar con cabina de dj's que pinchan música house desde por la tarde y suponemos que hasta bien entrada la noche. Las copas no son excesivamente caras, y disponen de happy hour, puedes bailar y estar de fiesta con amigos a cualquier hora. El tipo de gente es bastante joven, la mayoría es gente de la isla que se reúne allí con sus amigos. La Cinta es una de las playas más conocidas, más grandes y más visitadas de la isla. No es espectacular, pero si viene de camino o si se quiere tomar una copa escuchando música es muy recomendable.
Tras visitar dos playas, era el momento de regresar al b&b, darse una buena ducha y arreglarse para la cena. Hoy tocaba cenar en una pizzería recomendada por una de las guías que teníamos... y acertamos!! Elegimos una pizzeria en el casco viejo de Olbia, se llama Trocadero y está en la Via San Paolo, 12, en una pequeña plazoleta muy acogedora, por unos 20€/persona disfrutamos de un litro de vino, un entrante de pulpo con un pan típico sardo que parecen unos crepes crujientes y un par de pizzas excelentes.
Tras la cena dimos un pequeño paseo y volvimos al jardín del b&b a tomar un poco de limoncello, al día siguiente nos esperaba el plato fuerte del viaje, la visita al archipiélago de La Maddalena, o eso creíamos...

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