miércoles, 21 de septiembre de 2011

Empujando a septiembre

Ya casi pasó lo peor... SEPTIEMBRE, para mí siempre ha sido un mes triste. Cuando era pequeña significaba el fin de estar en el chalet con mis amigos y volver a la ciudad a esperar 15 días para empezar el colegio, donde tenía amigos pero estaban a años luz de los otros, mis "verdaderos amigos" eran los de verano y sólo los veía en esa época. Cuando fui un poco más mayor, septiembre no me parecía tan mal, porque sabía que durante el invierno iba a seguir viendo a mis amigos. Luego crecimos y todos tomamos caminos distintos, como suele ocurrir en estos casos. Y ahora septiembre tiene otro significado: vuelta al trabajo y a las rutinas de cada día, y sigue siendo un mes triste a su modo.
Cuesta volver a coger el ritmo de todo, trabajar, organizar la semana, la casa, pero por suerte nos acostumbramos a todo y bastante rápido, así que toca darle un empujoncito a septiembre para que salte del calendario y darle la bienvenida al siguiente.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Una semana en Sardegna (VII)

DÍA 7
CAGLIARI-VALENCIA

El último día en la isla nos despertamos un poco más tarde de lo habitual, ya que no íbamos con tantas prisas. Tomamos un buen desayuno preparado por el chico que nos atendió el dia anterior, el desayuno del b&b era en el piso de abajo, en otra casa, esto era un poco raro, pero todo lo que nos habíamos encontrado en Cagliari por ahora era raro.
Bajamos las maletas al coche y nos fuimos andando hasta el centro, que estaba bastante cerca del b&b, el casco antiguo de Cagliari se encuentra en alto, así que íbamos subiendo por calles, todos los comercios estaban cerrados, casi no había gente por las calles, y luego caímos en que era 15 de agosto, una fiesta muy señalada para los italianos, que celebran el FERRAGOSTO, es tan importante allí como la Navidad y la gente va a pasar ese día de fiesta fuera de la ciudad, por lo que estaba casi toda la ciudad vacía, y una ciudad casi completamente vacía y si encima no tiene mucho encanto... He de decir que le dimos otra oportunidad a la ciudad, ya que más del 75% de sus edificios fueron destruidos en la II G.M. y luego fueron reconstruidos, pero aún así y viéndolo desde ese punto de vista no nos gustó mucho Cagliari.
La ciudad está dividida en varios barrios: Castello, Marina, Stampace y Viillanova. El b&b estaba situado en el barrio de Marina, muy cerca del puerto y desde allí empezamos la ruta hacia el centro, fuimos subiendo hacia la zona de Castello, no pudimos visitar el Duomo porque estaba cerrado, pero debe ser muy bonito ya que vimos las fotos en las guías, queríamos haber subido al mirador del elefante en la Torre del Elefante, que es un mirador desde el cual ves toda la ciudad, pero obviamente, estaba cerrado. Nos tomamos un refresco en una terraza y seguimos paseando por sus calles, poco a poco le fuimos encontrando un poco de encanto a la ciudad y fuimos haciendo mejores fotos de la zona. Lo más bonito para mí fue la Citadella dei Musei (Ciudadela de los museos) la entrada al recinto es libre, aunque para visitar los museos habría que sacar su correspondiente entrada. Es un moderno complejo creado sobre los restos de un antiguo asentamiento púnico-romano que comprende los museos arqueológico, de arte siamés, la pinacoteca nacional, sala de exposiciones... lógicamente todos cerrados, pero la zona es bonita y recientemente reformada.
Cittadella dei musei (Cagliari)

Torre del elefante

Detalle del elefante en la Torre

Cagliari desde el casco viejo

vista aérea de Cagliari

Cittadella dei musei
Seguimos paseando por la ciudad, visitamos los alrededores del anfiteatro romano y se hizo la hora de comer, así que empezaba la misión imposible de encontrar algún restaurante abierto, callejeando encontramos la única calle donde habían bares y restaurantes por la zona más turística cerca del puerto. Aprovechando que era un día festivo la mayoría de restaurantes habían hecho un menú cerrado por 35€ lo cual no nos gustó mucho porque no podías elegir los platos y no me gustaba el aspecto de algunos, así que tuvimos suerte y encontramos una focacceria donde por 3€ nos comimos una focaccia buenísima y un refresco, lo mejor que habíamos probado allí...
Pasamos la tarde callejeando por el puerto, por la zona de la Marina, compramos un queso sardo y una botella de mirto. Llegó un momento en que no sabíamos qué hacer hasta la hora en que debíamos devolver el coche de alquiler, así que a media tarde decidimos ir a la zona de la playa de la ciudad, la playa de Poetto, por si había un paseo marítimo o una zona de bares, pero nada de esto, había un parking, una playa normalita y un chiringuito donde pusieron media discografía de Bob Marley, para hacer tiempo nos tomamos allí un refresco, pero se nos acababan las ideas...
Teníamos que devolver el coche a las 22:30 y nuestro vuelo salía a las 06:35 de la mañana, así que esa noche no reservamos alojamiento, nos esperaba una divertida y confortable noche en el aeropuerto de Cagliari... Nos compramos cena para llevar (pizza) y nos dirigimos al aeropuerto, llevamos el coche al parking y la chica nos comentó que podíamos devolverle las llaves justo antes de coger el avión, así que por lo menos pudimos dormir unas horas en el coche.
A las 04:30 de la mañana dejamos las llaves en Europcar y nos acercamos al aeropuerto, el vuelo salió puntual y una hora y media llegamos a Valencia, poniendo así punto y final a nuestro viaje.

Espero que a alguien le sirva mi experiencia, sé que es muy extensa, pero aparte de dar mucha información, me sirve personalmente para acordarme de todo.

Como conclusión puedo decir que un viaje a Cerdeña es muy recomendable, aunque aconsejo que si sólo se dispone de 7-10 días es mejor recorrer sólo la parte norte. También depende del tipo de viaje que se quiera hacer. Yo estuve en agosto, pero finales de junio y primera quincena de julio es la mejor época para visitar las playas. El pueblo de Alghero es visita imprescindible, así como las playas de la zona de Stintino, Costa Smeralda y el archipiélago de la Maddalena. Recomiendo también escoger varios alojamientos según el recorrido que se vaya hacer, ya que aunque parece que los sitios no están muy lejos, las distancias son largas. Otra cosa importante es el tema de alquilar un coche, imprescindible, mejor tener GPS. La comida es estupenda, aunque comer todos los días de restaurante sale más caro que en España, ya que no hay muchos sitios con menus económicos, la mayoría no bajan de los 20€, que no deja de ser un precio medio para gastárselo a diario. Y creo que nada más puedo decir, a mí me ha encantado, aunque está muy masificado en pleno agosto, como era de esperar.
Si alguien necesitara algo más de información estaré encantada de poder ayudar.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Una semana en Sardegna (VI)

DÍA 6
OLBIA-PORTO CERVO-ORGOSOLO-CAGLIARI

Nos dio mucha pena levantarnos, porque sabíamos que dejábamos atrás la parte más bonita de la isla, todo lo que pudiéramos ver ya sería distinto. Desayunamos bastante porque nos esperaba un largo día de coche. Nos despedimos de Belinda, le dimos las gracias por todo y pusimos nuestro alfiler en Valencia en el mapa que tenía Belinda de Europa en el cual anotaba las nacionalidades de sus huéspedes.
No podíamos empezar el viaje de vuelta al sur, sin antes pasar por Porto Cervo, situado en plena Costa Smeralda y residencia de verano de multimillonarios, futbolistas y de la jet set.
Porto Cervo se encuentra en Arzachena (Olbia) y es un centro turístico y puerto deportivo construído en la década de los años 60, gracias al interés del Príncipe Karim Aga Khan IV, el cual, muy atraído por esta costa, la compró y la transformó en uno de los destinos más deseados y famosos del turismo internacional.
Sobre las 11:30 llegamos al pueblo del lujo, sólo queríamos dar una vuelta por la zona comercial y el puerto, ya que intentar tomar un refresco o comer algo se escapaba de nuestros bolsillos (ejemplo: una botella pequeña de agua 4 euros). Nada más llegar, el mismo tema de siempre, aparcar, urbanizaciones privadas, zonas restringidas, encontramos una calle al lado de una urbanización con un sitio libre, por algo sería...
Acabamos con la rueda trasera encallada porque calculamos mal el espacio y zas, la metimos en una zanja que estaba oculta tras unos matorrales. Nada más llegar a la zona más lujosa, acabábamos de liar una buena con el coche y no podíamos sacarlo de allí. No perdimos los nervios y menos mal que nos ayudaron una pareja de chicos que trabajaban en la zona del parking de la urbanización, se portaron genial, super amables, incluso uno de ellos fue al puerto a por una cuerda gruesa para poder remolcar el coche, un caos en un momento pero con final feliz. Decidimos ser mejores personas desde ese momento...
Habíamos perdido más de una hora, pero ya que estábamos allí fuimos a dar un paseo por la zona. Justo cuando llegamos a la Piazzetta nos dimos cuenta de que nos habíamos olvidado la cámara en el asiento trasero del coche... en España hubiéramos vuelto a por ella por si nos la robaban, pero en Porto Cervo... estábamos tranquilos.
La Piazzetta es la zona comercial de Porto Cervo, es como un pequeño centro comercial al aire libre, peatonal, con sus callecitas, sus placitas llenas de tiendas exclusivas y de grandes firmas. Por la mañana está bastante tranquila la zona, ya que la gente está descansando en sus villas, navegando en sus yates, etc. Por la tarde noche la Piazzetta está más animada. Así que recorrimos la zona y prácticamente éramos todos curiosos turístas que queríamos conocer como viven y donde compran los multimillonarios. Me llamó la atención una tienda de motos Vespa, tenía una original colección de vespas en la terraza, a rayitas de colores, con flores... La Piazzetta comunica con el puerto deportivo, donde habían muchísimos yates enormes y lujosos, algunos incluso tenían seguridad privada mientras sus ocupantes estaban dentro charlando y tomando champán.
No recomiendo Porto Cervo como visita imprescindible de la isla, simplemente tenía curiosidad por saber cómo veranea la gente rica y la verdad es que se lo montan muy bien.
Se acabó la visita, aparte tampoco tiene mucho que ver ni comentar, así que iniciamos el viaje hacia Cagliari, pero antes debíamos hacer una parada para comer. Habíamos visto en la guía un pueblo en el interior que nos pareció muy interesante, Orgosolo, un pequeño y original pueblecito situado en la provincia de Nuoro, que se caracteriza por los murales y grafitis que hay en una gran parte de las fachadas de las casas. Las pintadas son la mayoría de temática política y de lucha de derechos ciudadanos, las primeras surgieron a finales de la década de los 60 y son todo un referente del pueblo. Recomiendo hacer una parada en Orgosolo, nosotros comimos en el restaurante Il Portico, una pizzería bastante buena que tiene un mural del Papa Juan XXIII en su fachada.
Orgosolo

Pintadas en las casas de Orgosolo

Pintada del Che en Orgosolo

Pintada de Obama y Berlusconi en Orgosolo

Restaurante Il Portico en Orgosolo
El pueblo de Orgosolo está colgado en la ladera de una montaña, y no tendría mucho interés de no ser por los murales, pero éstos lo hacen singular y le dan su encanto.
Después de disfrutar de un magnífico plato de pasta y de un riquísmo tiramisú, era el momento de seguir hacia Cagliari, la capital de la isla.
La carretera hasta Cagliari, está en muy buen estado y llegamos a media tarde. Encontramos aparcamiento bastante cerca del b&b. Nos sorprendió porque se trataba de un edificio bastante antiguo con un enorme portón de madera, no había ascensor, era el ático y estaba en el 5º piso de una escalera muy amplia, así que... cogimos lo justo de equipaje, ya que sólo íbamos a pasar una noche, porque no valía la pena subir todos cargados con las maletas.
El chico que nos recibió era un tanto peculiar, no estaba el dueño y el chico no hablaba muy bien italiano, pero más o menos nos entendimos con él. La habitación me gustó bastante, no me gustó tanto la zona donde estábamos. Nada más llegar ves las grandes diferencias que tiene el norte con el sur de la isla. Cagliari es una ciudad gris, no tiene ningún encanto a simple vista, sus edificios son viejos, no muy bien conservados, debe ser la ciudad que más inmigrantes acoge de toda la isla, no vimos muchos turístas a pesar de ser domingo, ni las calles muy animadas, así que nos dimos una ducha y pensamos en tomarnos una pizza al taglio, pero no encontramos pizzerías abiertas, por lo que decidimos cenar de Mc Donald's que estaba abierto... he de decir que no me gustó ni la hamburguesa... No nos apetecía salir por la noche por esa zona, así que nos subimos la cena al b&b y vimos el partido de futbol por internet en el móvil (el partido de ida de la final de la Supercopa, R.Madrid-Barcelona), ya veríamos la ciudad al día siguiente que teníamos todo el día entero, pensábamos que sería suficiente y así fue...
habitacion del b&b (Beni benius, Cagliari)

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Una semana en Sardegna (V)

DÍA 5
OLBIA-PALAU-ESTRECHO DE BONIFACIO-ISLAS LAVEZZI-ISLA CAVALLO-OLBIA

El quinto día en la isla nos despertamos más temprano de lo habitual, nos esperaba un largo día y teníamos mucha ilusión de ver cómo serían las playas más famosas y exclusivas de toda Cerdeña.
Desayunamos bastante para coger fuerzas y salimos rumbo a Palau. Palau se encuentra a 40 km al norte de Olbia y es una de las ciudades que bordean Costa Esmeralda, es también un lugar importante de destino de barcos y veleros procedentes de Córcega y del archipiélago de La Maddalena. Allí es donde teníamos que coger el barco para hacer el crucero. Habíamos quedado a las 9, llegamos un poco antes por si nos perdíamos y para aparcar en un buen sitio y sobre todo gratis.
Nada más llegar al puerto de Palau vimos un centenar de veleros y barcos amarrados, cada uno correspondía a una agencia encargada de realizar cruceros diarios al archipiélago de La Maddalena y a otras islas.
Nos dimos cuenta que tampoco era imprescindible haber reservado, ya que conforme íbamos andando nos ofrecían un billete para un crucero. No nos costó mucho encontrar nuestra agencia, se llama S.Y. Mephisto y la regentaban Gianni y Maria, un padre y su hija, que aunque no eran muy dicharacheros nos hicieron pasar un buen día.
Nos dijeron que salíamos a las 9:30, nos pusimos una buena cantidad de protector solar y nos hicieron quitarnos los zapatos para entrar al velero. Éramos 10 personas, todos italianos menos nosotros, una familia de Génova y una pareja de Nápoles, así que la conversación entre nosotros no era muy fluída, aunque parecían muy simpáticos y nos sonreían constantemente.
El viaje de ida se me hizo bastante largo, aunque hubo momentos muy divertidos cuando el oleaje nos mojaba de agua bastante fría, estuvimos todo el viaje de ida en la cubierta, la verdad es que era bastante cómoda porque podías estar tumbada ya que estaba acolchada.
Veíamos alejarse el puerto de Palau, luego aparecían pequeños islotes, llamaban la atención las formas de las rocas, erosionadas por el viento de manera peculiar, redondeadas y con diferentes tamaños.
También veíamos pasar otros barcos, barcos más grandes, yates... Tengo que decir que aparte de hacer este viaje en velero, hay una opción más económica que consiste en coger un ferry de varios pisos en Palau en el que puedes transportar tu propio coche y te lleva a la isla de La Maddalena. La desventaja es que aparte de que viajas con mucha más gente no disfrutas de un viaje más largo ni de hacer paradas en islas menos masificadas.
Por fin, después de unas 3 horas de viaje, cosa que me extrañó porque la Maddalena no está tan lejos, parecía que íbamos a hacer una parada en una isla. No nos informaron de donde estábamos, o no me enteré... pero vimos una playa a lo lejos, paramos, echaron el ancla y nos acercaron a la orilla en una lancha, en la que solo cabíamos 6 personas, por lo que tuvo que hacer dos viajes. Nada más bajar de la lancha y pisar la arena te das cuenta de que no estás en una playa cualquiera, lo primero que llama la atención es que hay muy poca gente, todo está muy tranquilo, el lugar era increíble, estábamos rodeados de rocas enormes erosionadas con formas muy redondeadas, el agua era cristalina y adquiría unos tonos turquesas en el horizonte que nunca había visto, la arena no era fina, pero era agradable, habían muchos trocitos de conchas que recogía con disimulo, ya que no sabía si estaba permitido. Por la parte de atrás de la arena había vegetación y un cartel que decía: "Bouches de Bonifacio. Reserves naturelles de Corse. Iles Lavezzi" pues ahí estábamos, en una isla de Córcega, en aguas francesas, no sabía donde exactamente, pero un poco lejos de La Maddalena, como habíamos cogido un trayecto especial más largo, pues pensé que iríamos a La Maddalena a la vuelta...
Nos dejaron una hora de tiempo libre para estar en esta playa
Cartel situado en Islas Lavezzi

Islas Lavezzi

Islas Lavezzi
 Me dio tiempo a todo, a dar un paseo por la orilla, a hacer fotos y sobre todo a bañarme, era el objetivo número uno, bucear y bañarme, ya que tomar el sol no me da muy buenos resultados.
Trascurrida una hora el capitán nos reunió a todos para volver al velero. Una vez allí habían montado una mesa para 10 en la zona del timón, parece increíble como de un barco tan pequeño guardan y montan cosas en un momento en sitios en los que parece imposible, habían puesto una cubierta de tela para que no nos molestara el sol. Empezaron a sacarnos antipasti que nos sorprendieron gratamente: tosta de pomodoro especiado, tosta de queso cremoso sardo, y carpaccio de atún, nos sirvieron agua y vino, desde donde estaba sentada veía la cocina del barco y como nos cocinaban la spaghettata, la verdad es que estaba buenísima, nos pusieron un plato abundante de pasta con gambas, cigalas y una salsa marinera riquísima, luego nos sirvieron café y licores. Pasamos un buen rato durante la comida, entre el vino y los licores nos integramos un poco más en el grupo.
Después de la comida seguimos avanzando en la travesía, y llegamos a otra isla que tampoco sabíamos cómo se llamaba, luego descubrí que se trataba de Isla Cavallo... las imágenes hablan por sí solas
Playa de isola Cavallo

Isola Cavallo

Isola Cavallo (al fondo nuestro velero)

Playa de Isola Cavallo

Playa cristalina de Isola Cavallo


 Estuvimos en esta playa una hora, pero creo que me hubiera quedado a vivir allí. Habían varias casas, no puedo ni imaginar quien vivirá en ellas. La isla Cavallo es sin duda, esa playa de una isla desierta que todos tenemos en la imaginación y a la que siempre tenemos que elegir un único objeto para llevarnos, es simplemente el paraiso.
Aguas cristalinas, azules turquesas... había veces que probaba el agua porque no me creía que fuera salada.
Pero todo lo bueno se acaba, después de un gran baño, cientos de fotos y un tiempo de inspeccionar los alrededores, volvía a por nosotros el capitán, por un momento pensé en esconderme y no volver...
La travesía de vuelta fue mucho más tranquila y relajada que la ida, nos tumbamos en la cubierta, incluso me hubiera quedado dormida, fui diciendo adios a todas las islas e islotes, ya que no creo que vuelva a verlas.
Llegamos a Palau y nos despedimos de nuestros compañeros de travesía. Ahora tocaba volver a Olbia, al b&b a asimilar tanta belleza playera. No nos apetecía ir a cennar al centro de Olbia de nuevo, ya que no tiene mucho interés y ya habíamos estado 2 noches, así que como cerca del b&b había un par de pizzerías, nos dimos una ducha y nos acercamos andando a por un par de pizzas y unas cervezas. Nos tomamos las pizzas en el jardín y queríamos quedarnos un rato charlando, pero se nos cerraban los ojos de sueño, así que nos fuimos a descansar. Mañana tocaba dejar Costa Smeralda, iniciábamos la vuelta hacia el sur, nuestra aventura iba terminando...