Ya casi pasó lo peor... SEPTIEMBRE, para mí siempre ha sido un mes triste. Cuando era pequeña significaba el fin de estar en el chalet con mis amigos y volver a la ciudad a esperar 15 días para empezar el colegio, donde tenía amigos pero estaban a años luz de los otros, mis "verdaderos amigos" eran los de verano y sólo los veía en esa época. Cuando fui un poco más mayor, septiembre no me parecía tan mal, porque sabía que durante el invierno iba a seguir viendo a mis amigos. Luego crecimos y todos tomamos caminos distintos, como suele ocurrir en estos casos. Y ahora septiembre tiene otro significado: vuelta al trabajo y a las rutinas de cada día, y sigue siendo un mes triste a su modo.
Cuesta volver a coger el ritmo de todo, trabajar, organizar la semana, la casa, pero por suerte nos acostumbramos a todo y bastante rápido, así que toca darle un empujoncito a septiembre para que salte del calendario y darle la bienvenida al siguiente.
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